Escrito por K’dee Crews, psicóloga adventista. 

¿Qué tienen en común Google, Samsung y Microsoft? Son las tres principales compañías del mundo que cuentan con los índices más elevados de Inteligencia Emocional. Permíteme explicarte mejor.

¿IQ o EQ?

Tradicionalmente, el énfasis ha estado en el IQ (llamado también CI en español), o cociente intelectual. Las personas ven a alguien con un alto IQ y dicen: ‘¡Impresionante! ¡Esa persona va a tener mucho éxito!’. Pero las investigaciones han mostrado que el éxito en la vida y el trabajo dependen un 20 por ciento del IQ de una persona y un 80 por ciento del EQ […]. Eso significa que deberíamos enfocarnos más en el EQ, dado que es cuatro veces más importante que el IQ.

Por otro lado, las investigaciones sobre EQ muestran que, al compararse con otras 33 habilidades importantes para el trabajo, se descubrió que el EQ es el predictor más sólido de desempeño, explicando el 58 por ciento del éxito en todo tipo de trabajos. Y un elevado EQ posee muchos beneficios, dado que ha mostrado contribuir con “una mejor salud mental, física, social y espiritual.

En la vida diaria

Se ha definido la inteligencia emocional como “la capacidad de reconocer y comprender las emociones en nosotros y en los demás”. “Es “la capacidad de usar esa conciencia para regular la conducta y las relaciones”. Incluye la autoconciencia (reconocer las emociones propias), la autorregulación (regular las emociones propias), la conciencia social (reconocer las emociones del otro), y la conciencia sobre las relaciones (regular las relaciones con los demás).

Entre las muchas señales de baja inteligencia emocional se encuentran estresarse o molestarse fácilmente, tener cambios de humor impredecibles, o actuar con impulsividad. En las interacciones sociales, incluye ser rencoroso, pensar que siempre es culpa de la otra persona (siempre es culpa de la iglesia, o de los líderes), o parecer una persona insensible.

Los signos de un elevado cociente emocional, por otra parte, incluyen identificar las emociones propias y reflexionar en ellas, permanecer calmos durante situaciones estresantes, abrazar el cambio y seguir adelante después de cometer un error. En las relaciones, incluye compartir los sentimientos personales con otros y hasta poder llorar frente a otras personas. Mostrar empatía, aceptar la crítica y disculparse cuando estamos equivocados también son señales de un alto cociente emocional.

El EQ puede ser mejorado

Lo bueno del cociente emocional es que, a diferencia del cociente intelectual, que queda fijo dentro de cierto límite, el primero puede ser mejorado con la práctica, lo que debería impulsarnos a hacer mayor énfasis en cómo lograrlo. Entre otras cosas, la toma de conciencia (desacelerar y conectarnos con lo que sentimos), practicar ejercicios de regulación emocional, usar la motivación (establecer objetivos y tener esperanza) y habilidades sociales (escuchar de manera reflexiva e incrementar la empatía).

Al mismo tiempo, antes de que podamos hacer algo al respecto de nuestro cociente emocional, deberíamos ser conscientes de las barreras que se interponen en nuestra búsqueda de mejoras. Esas barreras están relacionadas con lo que denominamos elecciones de vida. Hay elecciones que tomamos día a día que van a afectar nuestra capacidad de desarrollar un elevado cociente emocional.

La importancia de las elecciones de vida

Las barreras que impiden incrementar el cociente emocional incluyen una dieta pobre, comer de más, trabajar de más, la adicción al juego y el estrés crónico, entre muchas otras. También incluyen el uso de sustancias, el atracón de entretenimiento, la pornografía y los videojuegos. Estas son elecciones de vida que muchas veces los demás no conocen, pero que obstaculizan nuestra capacidad de ser inteligentes desde el punto de vista emocional.

Esas son barreras porque afectan el lóbulo frontal, el centro de control del cerebro, que maneja la atención, la toma de decisiones, y la regulación de las emociones. Lo que es más, las barreras de elecciones de vida pueden afectar nuestra toma decisiones morales y nuestra conexión con Dios.

La clave es remplazar esas barreras con los principios de salud de Dios, como por ejemplo la buena nutrición, la respiración profunda, el equilibrio en el trabajo y el descanso. También incluyen el ejercicio, los pasatiempos, los límites y el dominio propio. Estas cosas nos ayudan a tener inteligencia emocional, a tener una mente sana, que implica básicamente estar lleno del Espíritu Santo.

La persona con mayor cociente emocional

Por sobre todas las cosas, deberíamos esforzarnos por seguir el ejemplo de Jesús, la persona con el cociente emocional más alto. Hay cosas que podemos aprender de él en relación con la inteligencia emocional, como la negación y el dominio propios cuando fue tentado, y respuestas inteligentes ante los cuestionamientos que recibió. En las últimas horas de su vida, Jesús dio señales de que poseía una elevada inteligencia emocional. Y en la Biblia, Lucas 2:52 dice que Jesús “crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”.

¿Quiere usted alcanzar el éxito? ¿Quiere usted crecer en sabiduría? ¡Entonces, aumente su cociente emocional! Tome buenas decisiones, proteja su lóbulo frontal, practique la autodisciplina, y solicite el Espíritu Santo. ¡Llegue a ser como Cristo!

Traducción de Marcos Paseggi