Estudiantes y familias donan juguetes a niños necesitados y hacen realidad sus sueños navideños
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Publicado en 01/04/2024

Llega diciembre y se escriben muchas cartas que empiezan por “Querido Papá Noel”. Sin embargo, desde hace cinco años, niños desfavorecidos de un hogar de menores de Porto Alegre (Rio Grande do Sul, Brasil) escriben cartas cuyo destinatario es el Colégio Adventista de Porto Alegre (CAPA). Este año, 65 cartas llegaron a manos de Daiane Rebello Havemann, profesora de segundo curso de primaria. Cada carta fue adoptada por sus alumnos y familias para hacer realidad los sueños navideños de estos niños.

El proyecto “Del aprendizaje a la afectividad” surgió a raíz de una actividad del libro de estudio de los niños, cuyo objetivo era montar una alcancía para aprender acerca del sistema monetario. Una simple alcancía desencadenó un proyecto de altruismo en el aula de segundo curso. Los alumnos empezaron a ahorrar dinero en estos recipientes para comprar regalos a los niños. Lo que se recoge no siempre llega a la cantidad necesaria, pero los padres contribuyen a comprar el regalo solicitado en la carta.

Laura fue una de las alumnas que hizo su propia alcancía y ahorró dinero para el regalo. [Foto: Archivo CAPA]

Laura fue una de las alumnas que hizo su propia alcancía y ahorró dinero para el regalo. [Foto: Archivo CAPA]

Havemann entregó las cartas y las alcancías a las familias, y estas, junto con los alumnos, acogieron cada petición. Admite que los padres ponen el corazón en este proyecto como si cada niño fuera su propia familia, yendo más allá de lo que se pide en las cartas. “Solo este año, siete niños pidieron bicicletas, y otros fueron más allá, pidiendo monopatines, patines, etcétera. Tengo que confesar que, cuando leo una carta pidiendo una bicicleta, me duele el corazón. Pero llega el día, y el niño recibe lo que ha pedido”, dice Havemann.

UN PROYECTO PARA LA FAMILIA

Fernanda Resena Zin es la madre de Davi, de ocho años. Ella y su familia están acostumbrados a participar en proyectos sociales con niños. Sin embargo, confiesa que cada experiencia es única. “Sabía que no me iría igual que llegué. Mi corazón rebosa de alegría”, afirma.

Para Zin, este año fue más que especial, ya que su hijo no solamente entendió el proyecto, sino que se sumó donando unos botines de fútbol nuevos que había ganado. Según su madre, lo más increíble fue ver esa decisión suya: donar un regalo que acababa de ganar. Además de los botines, la familia también adoptó una carta de un niño que solo quería un regalo y acabó recibiendo cuatro. “Cuando elegimos hacer un regalo, donamos tiempo y amor. Recorrí el centro de Porto Alegre buscando el mejor regalo para ese niño y encontré cuatro”, cuenta.

Ediane Junges y André Valadares también participaron en el proyecto este año con su hija Maitê, de siete años. La idea de crear una alcancía era genial para la niña, pero enterarse de que el dinero iría a parar a otro niño no era muy alentador. Entonces, llegó la carta de un bebé de seis meses, y la opinión de la niña cambió por completo. “Comprender hasta qué punto podemos marcar la diferencia y la importancia de este acto en la vida de otra persona hizo que Maitê se emocionara mucho”, confiesa Junges.

Davi decidió donar sus botines de fútbol a uno de los niños del hogar de acogida. [Foto: Archivo CAPA] 

Davi decidió donar sus botines de fútbol a uno de los niños del hogar de acogida. [Foto: Archivo CAPA] 

La familia se reunió para elegir el regalo e incluso el embalaje, con mucho amor y cariño. Y cuando llegaron el día de entregar los regalos, el amor y la alegría se desbordaron. “Fue una tarde muy feliz, en la que la unión de todos los que abrazaron juntos este proyecto de la profesora Daiane marcó la diferencia en la vida de muchos niños, pero especialmente en la nuestra, porque tuvimos la oportunidad de experimentar lo que ningún dinero puede comprar: el amor y la alegría de los demás”, añade Junges.

A Maitê y a sus padres les encantó formar parte del proyecto y le dedicaron tiempo y amor. [Foto: Archivos del CAPA]

A Maitê y a sus padres les encantó formar parte del proyecto y le dedicaron tiempo y amor. [Foto: Archivos del CAPA]

En casa de la familia Netto, incluso el hermano de Victor, alumno de Havemann, se inspiró en el proyecto. Joice Cefrin Pinto Silveira Netto y Alencar Silveira Netto son los padres de Pedro y Victor, y cuentan que, para Victor, desde el primer momento en que se lanzó el proyecto con las alcancías, ya se sentía motivado por esta gran misión. Cuando recibieron una carta de un niño pidiendo una bicicleta, Victor sabía que las monedas que había recogido no serían suficientes para comprar ese regalo. Sin embargo, decidido a dar lo que le pedían en la carta, Víctor decidió donar su propia bicicleta.

Pedro y Víctor dieron una lección de altruismo con su decisión de donar sus bicicletas. [Foto: Archivo CAPA]

Pedro y Víctor dieron una lección de altruismo con su decisión de donar sus bicicletas. [Foto: Archivo CAPA]

“A Víctor le encanta el ciclismo, y quería que el chico de la carta tuviera un regalo tan bonito como el que él tenía. Su bicicleta aún parecía bastante nueva, ya que las prisas del año no le habían permitido usarla tanto como le hubiera gustado. Sería un regalo perfecto”, dice Joice.

Cuando Pedro, el hermano mayor de Víctor, se enteró de que su hermano iba a regalar su propia bicicleta al chico de la carta, no tardó en ofrecérsela a su hermano pequeño. Joice y Alencar no pudieron contener su felicidad al ver el gesto de sus dos hijos, tan pequeños pero con un corazón tan grande. “Como padres, podemos ver que nuestros hijos aprenden la lección de que es mejor dar que recibir. Estamos agradecidos por el privilegio de poder participar en este movimiento de acción social, que yo veo como un servicio cristiano”, concluye Joice.

CAMBIAR EL MUNDO, NIÑO A NIÑO

Las cartas fueron escritas por los niños de la casa de acogida de la Institución Social Doña Cristina, y los regalos fueron entregados en el mismo lugar por algunos alumnos, padres, profesores del CAPA y Havemann. El proyecto “Del aprendizaje a la afectividad” volvió a alcanzar sus objetivos por quinto año consecutivo, y Havemann solamente siente amor en el corazón cuando piensa en cómo ha marcado la diferencia.

Padres y profesores de la escuela acuden a la Institución Social Doña Cristina para recolectar los regalos. [Foto: Archivo CAPA]

Padres y profesores de la escuela acuden a la Institución Social Doña Cristina para recolectar los regalos. [Foto: Archivo CAPA]

“Es una bendición servir a los demás. Mi mayor meta dentro de la educación adventista es ir más allá de la enseñanza. Dios, en su infinita bondad, siempre pone en mi camino personas dispuestas a ayudarme a hacer el bien a quienes tanto lo necesitan. Servir y ver la alegría de los que reciben no tiene precio”, dice Havemann.

La versión original de esta noticia se publicó en el sitio de noticias en portugués de la División Sudamericana.

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